viernes, 19 de diciembre de 2014

Gris oscuro

Siempre rechacé la idea de unirme a los guardias grises, aunque con lo que se ahora mi negativa es absoluta. Cuando Ugwein hundió su hacha en la cabeza del ogro... (bueno, cuando lo hizo todavía tuvo que ayudarnos un poco con el resto de engendros)

El caso es que el guerrero al que encontramos, y que tanta habilidad había mostrado en la lucha, mostraba un aspecto demacrado que recordaba más al de los propios engendros contra los que luchaba que a los guardias grises que se suponía que representaba. La corrupción, un concepto que la orden se esforzaba en ocultar había hecho mella en él. Sin embargo no pude dejar de sentir admiración por un hombre que había decidido enfrentarse a su supuesto destino.

Las cosas comenzaron a volverse extrañas cuando aquel hombre se identificó como Tarsius. Tarsius II (el nuestro) se volvió loco creyendo haber encontrado a su padre, como al parecer así fue. Surgieron datos no del todo inesperados respecto a la ascendencia élfica de nuestro compañero, que explicaban algunas cosas sobre lo ocurrido en el bosque de Brecilia, o en la elfería. La reacción de Ugwein fue impagable (pendiente de roleo).

Pero entonces aparecieron el resto de los guardias grises y la verdad salió a la luz. Por su forma de actuar y sucesos posteriores era evidente que alguien les controlaba, o que al menos se comunicaba con ellos. Al parecer querían liberar a cierta criatura que estaba ahí encerrada y que supongo que era el origen de las voces. La cosa se puso tensa cuando se planteó que necesitaban "sangre limpia" para liberarles. Yo no estaba muy por la labor, y las palabras exactas de Ugwein fueron... inapropiadas para escribirlas aquí.

El debate se acaloró, y pronto quedo claro que solo Lancel apoyaría esa ridícula idea. No me extrañaba que se plantease liberar a dicho ser, pero si que no viese que los guardias grises no razonaban con claridad. Tarsius por su parte hizo caso a su padre, rechazando esa idea, y Casel, Ugwein y yo permanecimos a su lado. Auriel parecía especialmente asustada, sobre todo a partir del momento en que plantearon que su sangre, así como la de Tarsius, al ser guardias nuevos, podría servir también.

No se bien lo que ocurrió después. Aprovecharon que Auriel se encontraba detrás para capturarla, y con alguna clase de magia lograron separarnos en dos grupos. Lancel continuó con ellos, pero yo aún espero que esté dispuesto a desafiarles si el resto de los guardias grises demuestran estar siendo controlados, como me temo.

Por nuestra parte tenemos la ventaja de contar con Tarsius II, que conoce bien estos lugares y es capaz de encontrar atajos. Y no parece verse influenciado por dicha voz, o quizás sea capaz de ignorarla como ignora su propia corrupción. Su hijo por contra, al igual que Casel, parecen tener más problemas con ello. Por suerte hemos descubierto el infalible remedio de la bofetada enana, que cura desde una simple "resaca" con vino Chasin hasta la influencia de la llamada de los engendros. Al menos de momento.

sábado, 29 de noviembre de 2014

El largo viaje

Hemos puesto rumbo al oeste, hacia un destino incierto. El despertar de la ruina comienza a hacerse patente por los caminos, pero al menos viajamos en compañía de cuatro guardias grises.

Con todo, puedo denominar el viaje como agradable, incluso. Rescatamos a una pareja de comerciantes enanos de los engendros que seguían nuestra misma dirección. Parece que tenían mercancías interesantes, aunque quizás un poco fuera de nuestro alcance, incluso con el descuento que nos hicieron. A mi me interesó más la habilidad del hijo para trabajar con runas. Tiene problemas para socializar ("¿Enchantments?") pero creo que le caí bien. Estuvo enseñándome como hacer las runas, y creo que le hizo gracia mi capacidad para moldear la tierra, cuando trataba de imitar las suyas. Copié algunos de sus diseños aunque es un arte que aún no entiendo.

En cualquier caso parece que Lancel ya no está tan interesado en conseguirme un gran arma, lo cual agradezco. Se que probablemente fuese más efectivo usando objetos mágicos, pero mientras sea posible no quiero depender de ellos. Mi viejo bastón me da el servicio que necesito por el momento, y no llama la atención. También parece haberse olvidado del entrenamiento, y a decir verdad ahora paso más tiempo con Auriel que con él, algo de lo que no me quejaré.

Estoy aprendiendo bastante sobre los elfos con ella, sobre algunas magias que desconocía, y sobre plantas y naturaleza, que estoy tratando de buscar para llevárselas a Genitivi. Hace poco me enteré de que ella era maga del círculo, lo cual me sorprendió, pues había dado por supuesto que pasó toda su vida entre los dalishianos. Su magia es poderosa, más que la de Lancel incluso (lo cual parece no gustarle mucho a él), pero ella no parece ser muy consciente de esto. Supongo que la magia de un custodio debe de ser tan impresionante que le hace minusvalorar sus propias capacidades.

Eso si, es impresionante verla comer ahora. No se que les hacen a los guardias grises pero parece que necesitan el doble o el triple de comida ahora. Aún así Ugwein sigue pareciendo ser quien más come (y bebe), no se si por que se siente desafiado ante el nuevo apetito de los demás, o por que hasta ahora se estaba conteniendo. El caso es que las provisiones de la posada me están durando mucho más de lo que esperaba.

Pero más allá de estas situaciones tranquilas, parece que cuanto más nos acercamos a las montañas, más oscura se torna la noche. Los dos últimos días hemos recibido ataques mientras dormíamos. Por suerte Casell decidió repartir los turnos de guardia entre los guardias grises, y estos detectan a los engendros con la suficiente antelación. Lancel sigue siendo tan mortífero como siempre, aunque Auriel no se le queda atrás. Esto ha llevado a ciertos roces entre ambos en donde lo más problemático fue un ataque de Auriel que nos cogió a todos por en medio. Los demás lo disculpamos por su inexperiencia, pero Lancel no tuvo mejor idea que vengarse con su magia de sangre. Está recorriendo un camino peligroso.

Lo siento por ella. Parece sentirse muy afligida cada vez que comete un error. Pero lo cierto es que es una importante adición al grupo. No solo tiene gran poder de ataque sino también habilidades de sanación, lo cual agradezco teniendo en cuenta que no será la primera vez que requiero de la asistencia de otros compañeros.

Y lo vamos a necesitar, creo, ahora que nos adentramos en la fortaleza de los guardias grises sin saber lo que nos espera.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Días de tranquilidad en Denerim

Por fin algo de tranquilidad. He de reconocerle a Tarsius que la civilización tiene sus ventajas. Al menos esta vez que no hemos sufrido asaltos ni nos hemos metido en problemas en Denerim como la anterior. Eso me ha permitido hacer muchas cosas que tenía pendientes. Ha sido una suerte dar con Genitivi. Parece justo la clase de persona que estaba buscando. Todavía puedo recordar su cara cuando le enseñé el vial con la sangre de dragón.

Además he conseguido hacerme con varios volúmenes interesantes. He de consultar con Auriel respecto al de cultura élfica, a medida que lo vaya leyendo. Ha sido un buen desembolso, pero creo que ha merecido la pena. Eso si, habrá que ver que pretende Lancel que compre, dado que prácticamente me he quedado sin dinero. Por suerte parece que Tarsius está dispuesto a echarme una mano. Lo cierto es que no me gusta tener que depender de objetos físicos, pero no voy a discutir con Lancel. Admito que pueden ser útiles para luchar, pero dejaré que el se encargue de estas cuestiones. Sigo sin confiar en él, pero merece la pena seguir ese dicho de "ten cerca a tus amigos, pero más cerca aún...".

En cualquier caso parece que pronto partiremos. Lamento la pérdida de Selyna en el grupo parecía una persona bastante razonable. Al menos ahora que la puedo comparar con su superior, ese tal "Duncan". Entiendo que no pueda darnos detalles de la misión, pero ese estilo de "id allí que es vuestra misión" no me va. Me hubiera bastado con que me dijese que era importante para los acontecimientos por venir, pero incluso eso se lo tuve que arrancar con dificultad. Si al final voy con ellos no es por que deje de preocuparme mi tierra, sino por que cualquiera vuelve a casa y le dice a mi tía que vuelvo para "ayudar". Lo que no haga el ejército (y mi tía) no lo voy a resolver yo.

En fin, esto me disuade cada vez más de unirme a los guardias grises. Lo lamento por el pobre Tarsius, que no se como ha acabado metido en ese lío.

La verdad es que no he visto demasiada "camaradería" en los guardias grises. Al menos por parte de los magos. A los enanos les voy cogiendo simpatía. No diré que sean muy respetuosos con la gente pero al menos uno se puede sentar con ellos, siempre que sea con una jarra de cerveza en la mano. He de reconocer que Ugwein nos salvó en el bosque de Brecillia. Puede que no apruebe el que pretendiese dejar atrás a los elfos, pero sin duda creo que es buena cosa que aquel mago de sangre no lograse el anillo que ansiaba. Cada vez tengo más reparos contra los magos de sangre, y Lancel no es una excepción. Debo de prepararme contra la magia.

En fin, mañana partiremos, supongo. El viaje promete ser interesante con Auriel para aprender sobre los elfos, y el proyecto que pretendo compartir con Genitivi. Aunque mucho me temo que lo que nos espera al final de este no va a ser demasiado agradable... incluso comparado con lo que ya hemos pasado.

miércoles, 22 de octubre de 2014

¿Estás preparado?

-Tenemos que hablar - dijo el mago de sangre.

Ludwin asintió con semblante serio. Ambos magos podían leerse bien. No hubo nunca respeto entre ellos, y camaradería menos aún. Sus objetivos estuvieron siempre muy alejados el uno del otro, y las decisiones que habían tomado por el camino también. Pero sus habilidades les permitían leerse mutuamente a pesar de sus rostros. Lancel estaba lleno de ira, devorado por la vergüenza e impotencia. Ludwin por su parte sentía mucha más vergüenza, pero nada de ira, aunque si desencanto.

-No vengo a echarte un sermón - comenzó Lancel -, pero sabes que lo ocurrido no se puede repetir. Eres un mago, ¡joder! Actúa como tal. Empieza a demostrar tu superioridad respecto del resto. Tienes potencial dentro y lo sabes, yo lo noto. Si fueras mi sobrino no querría saber nada más de ti, serías una vergüenza para la familia.

Ludwin casi sonrió ante la insinuación. Y... quizás surgió algo de ¿compasión? Era obvio que Lancel no comprendía lo que era tener familia.

-¿De verdad piensas que eso es lo que me preocupa? Si, se que puedo mejorar, pero no por tu camino. Sin embargo lo que no puede seguir sucediendo es que cada uno vaya por su lado. Creo que podríamos haber evitado muchos peligros de habernos coordinado mejor.

Lancel no se esperaba una respuesta así. Esperaba que Ludwin agachara la cabeza, quedase sin palabras, le diese la razón... Pero notaba hostilidad. ¿Tu camino? Eso sonó bastante despectivo... ¿Coordinación? Eso si es cierto, si se hubiese dedicado a ayudar a menos elfos seguramente hubiese llegado al combate con el mago en mejores condiciones...

-¿Tienes algún problema con "mi camino"? - dijo Lancel con tono jocoso -. Porque recuerda, ese camino es el que os ha salvado en el Bosque de Brecilia. Harías mejor no denotándolo despectivamente y reconociendo que puede que sea un poder para el que no estas preparado. Deberías estar "agradecido" a mi camino Ludwin- dijo acercándose, casi amenazante -, pues gracias a el hoy estas vivo. En cuanto a la coordinación, no creo que seas el mejor para hablar. Aparta tu obsesión interesada con los elfos, se que no les has ayudado desinteresadamente como Casell. Buscas algo más. Si no te hubieses bajado tanto los pantalones con ellos quizás hubieses sido de ayuda en el combate contra el mago. Joder Ludwin, que esto no es un juego, no tienes ni idea de lo que se aproxima, yo lo vi - exclamo con temor en sus ojos.

Ludwin no perdió la compostura, pero tan solo por que sabía que eso enfurecería aún más a Lancel ¿que había visto ese hombre más allá del portal? De nada servía sacar la otra cuestión ahora, Lancel tenía algo en mente y no iba a escuchar nada más.

-Está bien. Te escucho - dijo cruzando los brazos -. ¿Que estás proponiendo exactamente?

-Lo que estoy proponiendo es lo que debimos hacer hace mucho tiempo - parecía que Lancel asumía parte de la culpa por su comportamiento puramente individualista -. Dejar nuestras diferencias aparte. Si un ejercito de abominaciones y engendros sin apenas capacidad mental es capaz de ponerse de acuerdo y coordinarse para exterminar la superficie, nosotros no debemos ser menos. Entrena conmigo Ludwin, no te estoy pidiendo que uses magia que desprecies, sino que aprendamos lo que es un combate entre magos, para que asi no nos pillen desprevenidos. Tu, en particular, no tienes experiencia en ese aspecto, al no haber sido entrenado en el Círculo. Nosotros, los magos, somos los únicos con posibilidades reales de acabar con la ruina, centrémonos en nuestro verdadero enemigo. No pido tu amistad, sino tu palabra de ser mi compañero en el combate. ¿Que me dices?

-Está bien, si crees que tienes algo que enseñarme estoy dispuesto a aprender- respondió Ludwin en un tono algo desafiante, aunque ofreciéndole la mano-. Marca el ritmo, y veremos a donde podemos llegar.

-Todos tenemos algo que aprender Ludwin, es algo que he comprobado recientemente- Se hizo un silencio incómodo, Ludwin seguía con la mano tendida pero Lancel no le había correspondido aún. Sin embargo, cogió un papel que tenía en uno de sus bolsillos y lo desenrolló. Se lo mostró a Ludwin con la mano izquierda mientras con la derecha prendía una llama en la esquina inferior del mismo. - Con este gesto has saldado la deuda que tenías conmigo. - Ludwin observaba como el papel se iba consumiendo poco a poco. Su firma en ese papel ya se había consumido. Al acabar, Lancel le correspondió con un fuerte apretón de manos -. Creo que podemos comenzar, saca lo mejor de ti mismo y ataca como si fuese el archidemonio. ¿Estás preparado?

jueves, 16 de octubre de 2014

Sólo una cosa más, Brecilia...

-¡Bien, escuchadme!-Selyna alzó la voz para que la oyeran todos- Vamos a descansar un momento y después iremos juntos al linde del bosque y ahí cada cual tomará su camino.

Los elfos se juntaron en un sólo grupo a pesar del pequeño tamaño de la fogata improvisada del centro, no querían separarse los unos de los otros. Estaban muy pegados, algunos se abrazaban o cogían de las manos, apenas si hablaban.
El grupo se puso en otra hoguera cerca de ellos, en parte para dejarles algo de espacio, en parte porque también tenían sus propios asuntos que tratar, aunque fuera individualmente.

Los ánimos estaban bastante mal, de eso no cabía duda. Llevaban días en Brecilia, y todo lo que habían logrado era salvar a muchos menos elfos de los que hubieran deseado, recibir una cura de humildad por parte de un mago de sangre con un poder abrumador, y la confirmación de primera mano de Lancel, de que la llegada de la Ruina era inminente.

Tarsius miraba con tristeza a los elfos, parecía compartir su dolor más que ninguno de los demás; Ludwig estaba agotado. Se había dejado la piel ahí dentro, y por poco no se deja la vida en el intento; Ugwein en cambio se desperezaba mientras acariciaba su nuevo anillo. Si lo que había dicho la custodia era cierto, es un alivio para todos que lo enanos no puedan entrar en el Velo; Lancel tenía esa mirada en los ojos, llena de ira y determinación, estaría discurriendo algo; Y por último estaba Selyna. Parecía distraída y preocupada, seguramente por el merme en las filas.

Casell contemplaba todo esto mientrás pensaba en lo inútil de su aportación al grupo. Era débil. Había quedado patente. Había hecho todo lo que era físicamente posible, y aún así, nada. No había conseguido nada. Tenía que hacerse más fuerte. Así no podía proteger a nadie. Algo le lastraba. ¿El miedo a este lugar? ¿Miedo a perder a sus compañeros? No. A su familia. Habían pasado por demasiado juntos, para ser sólo compañeros de armas. Le vinieron a la mente las palabras de Selyna "No deberías tener miedo, ellos deberían tenertelo a ti", refiriéndose a los lugareños del bosque. Y entonces tomó una decisión. Era hora de avanzar, y dejar atrás todo lo que llevaba a cuestas de su antigua vida de una vez.
Se levantó y se dirigió bosque adentro, absorto en sus pensamientos.

A medida que pasaba junto a los árboles, intentando ordenar sus ideas, unas sombras empezaron a seguirlo. A los pocos metros sintió ese silencio que indica que uno está rodeado, y paró. Colocó sus manos a la espalda, miró al frente y esperó a que alguna de esas sombras se mostrase.
Un hombre lobo no tardó mucho en caer frente a él, mostrando unos dientes enormes y con los ojos fijos y atentos en su presa.

-¿Que haces aquí humano?-Había algo en la última palabra que sonaba especialmente despectivo.

-Tengo algo que hacer -se armó con sus obligaciones y deber para sonar confiado y firme- , y tiene que ver con vosotros.

Aguardó unos segundos. El "Alfa" enfrente suyo parecía escucharle, aunque sintió como de las sombras del bosque salían el resto de lobos que le habían seguido. Era el momento.

-Hace... Bueno hace mucho, un niñato estúpido que sólo quería volver a casa con su familia, acabó en este bosque. Entonces algo pasó. Algo que le hacía morirse de miedo con sólo pensar en este lugar.-mientras decía esto sus ojos miraban al suelo, pero antes de terminar levantó la cabeza y miró directamente al alfa con convicción- Pero ya no.

-¿Ya no?-ladró el lobo. Parecía una especie de carcajada.-¿Te crees muy valiente por adentrarte en solitario en el bosque para amenazarnos?

-No vengo a amenazaros, vengo a pediros ayuda-no se giró pero sintió que los miembros de la jauría se miraban entre sí. Y el líder frente a él parecía confuso-. Lo cierto es, que no recuerdo los detalles de aquella noche. Sé que algo malo pasó, tal vez por no mostrar todo el respeto que se merece a este bosque, o puede que os molestara a vosotros, o a los silvanos, o yo que sé. Es irrelevante ahora. Ni soy el mismo, ni quiero lo mismo-No estaba seguro pero el lobo parecía querer oír lo que tenía que decir, sin interrupciones-. Ahora soy un Guarda Gris, mi misión es proteger todo y a todos de las fuerzas oscuras, que se están preparando para el ataque. Y antes de decir nada más- Casell extendió la mano abierta hacia el alfa- me gustaría daros mis más sinceras disculpas, por lo que quiera que os haya hecho. Lo siento.

El lobo dudó por un momento. Parecía desmigar cada palabra buscando algún tipo de engaño. Su confusión al ver que alguien le pedía disculpas de corazón provocó una sonrisa inconsciente en Casell -se le ocurrió que alguna vez había visto una expresión semejante en Ludwig-, que cargó voluntariamente con toda la buena fe que pudo. La enorme garra se alzó y estrechó la mano del guerrero con una fuerza increíble.

-¿Qué quieres?- Se irguió cuan alto era, y sin soltarle esperó una respuesta.

-Mis compañeros y yo nos dirigimos ahora a la capital, a preparar los últimos detalles para la batalla. Entre otras cosas, habrá que saber cuantos estaremos allí, para parar esto antes de que se nos vaya de las manos. Cada habitante de Thedas cuenta -"Allá vamos" pensó Casell-. Lo que os pido es que os unáis a nosotros.

Algunos lobos gruñeron, y otros soltaron algún gemido lastimero. Sabían lo que les acababan de pedir. Casell habría jurado que oyó un ladrido de aprobación.
El líder no apartaba la mirada ni un segundo.

-Nos pides disculpas, por algo que no recuerdas. Quieres que nos unamos a tus compañeros y a ti-estrechó aún más fuerte la mano de Casell-, y que demos nuestras vidas por un mundo que nos teme y nos desprecia.

-Yo no os temo -por primera vez e inconscientemente era lo que sentía-. Y aquí estoy, a vuestra merced, pidiéndoos ayuda en algo que yo sólo no puedo lograr... En cuanto a mis compañeros, tienen sus motivos para hacer esto, pero-esta vez fue Casell quien apretó la zarpa del lobo- son MI familia, y lucharé contra quien sea para protegerlos de la misma forma que al resto, hasta...- algo cruzó su mente, adquiriendo casi la fuerza de la certeza, sus ojos miraron al infinito, y sin quererlo volvió a aflojar la mano- hasta el final.

El lobo vio como la expresión del guerrero se hizo más sombría. No sabía si se tendría algo que ver con la batalla.

-Escondes algo-lo afirmó, no lo preguntó-.

-Sí, pero, y no me entiendas mal, no es asunto tuyo-Algo en la expresión de Casell le decía al lobo que no obtendría más respuesta que aquella-. Tanto si aceptáis como si no, podéis considerarme un aliado... Incluso un amigo si queréis. Nunca sobran-Lo remarcó con una sonrisa que desvaneció la nube oscura de hace un momento, para después sentenciar con un tono firme-. Si decidís venir, os ganareis el respeto de la gente, y personalmente me ocuparé de que jamás se olvide que ayudasteis a los Guardas Grises, y al resto de Thedas a parar la Ruina.

-¿Crees que se puede vencer?-El lobo parecía dudar, lógicamente.

-Siempre hay esperanza. Y cuantos más seamos, más aún-Había convicción en cada palabra-. Así que que sí. Lo creo.

Abrió la zarpa y liberó a Casell. Parecía que poco más había que decir.

-Debería regresar con mis compañeros. Tenemos un largo camino por delante-no quería irse sin una respuesta firme, pero no era una decisión para tomar a la ligera-. Si al final nos acompañáis, buscadme. Adiós -enfatizó con una sonrisa- amigos.

-Adiós...-parecía buscar una palabra en concreto para terminar la frase.

-Casell-aventuró el guarda-. Mi nombre es Casell.

-Adiós Casell. Tal vez nos volvamos a ver-parecía cerca de tomar una decisión.

El guerrero asintió junto con media reverencia, se giró y comenzó a desandar el camino. Apenas anduvo unos metros cuando le cerraron el paso, cerca del borde del círculo de lobos. Uno no le quitaba los ojos de encima. Había bastante hostilidad en ellos. Tras fijarse un poco más, vio que tenía una zona del pelaje algo chamuscada. Debía de ser el "espía" al que sorprendió Lancel. Parecía apunto de atacarle. Y seguramente lo habría hecho, si otro no le llega a saltar encima antes. Con las fauces cerradas alrededor del cuello de "Chamuscado", pero sin apretar -mucho- sobre este. El apresado emitió unos pequeños gemidos, agachó las orejas y se acobardó. El otro soltó la presa, y esta se fue. El "Cazador" se volvió hacia Casell. Tenía un pelaje brillante, y los ojos más claros que el resto. Desde luego era más joven que los demás. Se le acercó y se detuvo a unos pocos centímetros.
Sin previo aviso, un lametón llenó la cara de del guarda de babas. En cuanto Casell se recuperó del ataque vio que el joven lobo le miraba feliz. De verdad se alegraba de verle. Casell abrió los ojos de par en par cuando lo reconoció. Era aquel cachorro que había salvado de entre los restos de aquella aldea en llamas.

-¡Cómo has crecido!-por un momento se olvidó del resto de lobos, del bosque, incluso de su misión. Sólo estaban ellos dos.

Acarició su enorme cabeza, y le rascó detrás de las orejas, lo que provocó que se ganara otro lametón. Cualquier tipo de resistencia o intento de evasión fue inútil. Sonriente, Casell volvió a acariciarle.

-Cuídate, ¿vale pequeño?-había cariño en esas palabras.

-yTú.cAs.eLL-Le costaba hablar todavía pero se esforzaba. El lobo le regaló otra sonrisa al guarda, al que se le contagió sin remedio.

Entonces todo le volvió a la cabeza, y recordó que ya deberían estar en marcha hacia Denerim. Echó a andar fuera del círculo de lobos y se giró levantando el brazo despidiéndose una vez más.
Al girar vio que junto al "cachorro" estaba el alfa. No estaba seguro, pero parecía que éste le miraba con algo más de respeto.

Llego al claro a la carrera, y ya estaban todos en pie y listos para partir. Cogió sus cosas y se acercó a Selyna.

-¿Dónde estabas?-preguntó ella-. Llevamos buscándote un rato.

-Llevarías papel, ¿no?-dijo Tarsius entre risas. Ugwein le acompañó.

-Andando "recluta", y a paso ligero-le dijo Casell a Tarsius con tono jocosopretendiendo ser autoritario. Se volvió hacia Selyna-. Tengo que contarte algo...

miércoles, 15 de octubre de 2014

Noches en vela (Lancel)

Lo que paso en aquella cueva no deja de quitarme el sueño. Yo, un poderoso mago, a punto de ser derrotado por un extraño. Era algo que no esperaba… pero mi ego me traicionó. Puedo considerar a este mago como el primero que me encuentro. No es que no considere mago a Ludwin, sino más bien que no lo veo como rival para mí. Tenía ganas de un encuentro de ese estilo, estaba ansioso.

Y no es culpa mía creérmelo, me lo he ganado a pulso. Está claro que soy el más poderoso, creo que nadie lo pone en duda. Después de un largo tiempo en el bosque de Brecilia, se notaba como las fuerzas de todos les empezaban a flaquear. Descansos cada poco, curaciones, pociones... no estarían vivos de no ser por mí. Arañas, espectros, engendros tenebrosos... casi todos derrotados y debilitados en gran parte por mí. Incluso en ocasiones dejaba de mostrar mi superioridad para que recordasen que podían colaborar un poco en la batalla... No… este grupo no está formado por verdaderos guerreros. Tarsius hace tiempo que dejo de ser útil al grupo, después de su actuación en la sala del tesoro con el espectro me parece más una carga que un guerrero. Quizá cuando volvamos a Denerim vuelva con su madre, bajo las faldas de las que nunca debió alejarse. Y Ludwin... en fin, tiene un gran potencial. No dudo de su herencia familiar. Pero me repugna el modo en que la desaprovecha. Si sólo busca conocimiento que se quede en casa estudiando. Esto es la ruina... yo la he visto… Los únicos que merecen el nombre de guerreros son Casel y Udwin. Pero incluso este último actuó como un cobarde en nuestro último encuentro. Creo que esto de la ruina le empieza a quedar grande.

El caso es que fui el único suficientemente poderoso como para atravesar la barrera de poder de este desconocido mago. Reconozco que disfrute viendo a Casel y a Udwin estampándose contra ella. Encima luego, con facilidad, le dejé paralizado. Disfruté dirigiéndome con paso lento y firme mientras me acercaba a ese engreído con daga en mano para degollarlo cual cerdo. Quedaría como el héroe al encargarme del jefe, mientras mis compañeros se encargaban de la chusma con bastantes dificultades (no estaba yo, claro). Pero, para mi sorpresa, consiguió romper mi hechizo. Ni siquiera los Ogros ni los Dragones pudieron resistirse... ¿Quién es este mago? ¿Como adquirió tal poder? En seguida sentí rabia recorriendo todo mi cuerpo. Yo, que humillaba, me convertí en el humillado. Pero no dejaría que me derrotase, no sin luchar. Nadie me deja vivir, yo sobrevivo, no se me perdona la vida. Siendo consciente de mi falta de maná, blandí mi espada. Sin embargo, mis ataques no parecían suficientes. Fue entonces cuando me desmoralice por completo. No solo era poderoso, sino que tenía un conocimiento de la magia de sangre más profundo. Ese hechizo... nunca sentí tanto dolor... Durante un momento quedé paralizado, no sé si por el dolor o por la impotencia que sentía… y pensé… así no vale la pena vivir, no después de semejante acto de humillación… ¡Moriré luchando!. Pero Udwin me "rescato" y en un magnifico gesto de cobardía nos saco a todos de la cueva.

El enano se había convertido ahora en un cobarde y embustero, cualidades que no le atribuía a nadie más que a Tarsius. Después de huir como una rata no merece mi respeto. Encima, escondía un anillo cuya importancia no consigo comprender. Me temo que la negociación es imposible con el metro veinte. Tendré que utilizar otro tipo de medidas. Quizá cuando lleguemos a Denerim nuestros caminos se separen al fin y sea el momento de que me deshaga de esa rata y me quede con el anillo. O quizá sea el momento de chantajearle ejerciendo mi derecho de llamada a nuestras filas como guarda gris...

Lo que está claro es que ninguno estamos preparados para lo que vi venir, pero menos ellos. Cuando entré por aquel portal lo sentí. Sentí el mal, la ira, la sed de venganza, la destrucción... Vi ogros, engendros tenebrosos, abominaciones… no sabría decir cuántos... mirase donde mirase estaba lleno de ellos… Era un mar de destrucción y desolación. Dudo que ningún ejército de la superficie pueda hacerle frente en número. Pero hubo más… vi una sombra… una sombra que dejaba en penumbra a casi todo el ejército... una sombra que planeaba encima de éste... Fue cuando vi al Archidemonio…

La próxima vez que nos veamos estaré preparado.

viernes, 3 de octubre de 2014

Antes de descender

La vulnerabilidad de un mago se hace patente cuando agota su mana. Supongo que no es nada extraño, pero hace tiempo que no me sentía así. Supongo que, de nuevo, me estoy confiando en exceso. No puedo dejar de compararme con Lancel. Como acabó con todos esos engendros el solo cuando la batalla parecía perdida. Pero... tú también lo sientes ¿verdad? Hay algo oscuro en él. Hace tiempo que lo vengo observando en pequeños detalles. Casi causa un conflicto con los hombres lobo (como si no tuviésemos ya bastante).

Si que me sorprendió que se pudiese dialogar con ellos. Por las historias que cuenta Casell de estos parajes, no hubiese esperado que la situación se resolviese de esta manera. Me gustaría poder ganarme su confianza, aunque dudo de que tengan ellos demasiado interés en mantener relaciones con el mundo exterior.

En cualquier caso debo de restringir mi consumo de mana: Que si curación, que si glifos de parálisis, que si moldear la tierra,... no puedo permitirme tanto gasto, al menos por el momento,... He de confiar más en las habilidades de mis compañeros, aunque significa arriesgarnos en exceso al principio. Pero situaciones como la de la sala de la tumba no pueden repetirse. Confío en que Tarsius no vuelva a dejarse llevar por la codicia, que casi nos cuesta la vida a él y a mi. Aunque he de reconocer que en cierto sentido deseaba ver lo que podría ocurrir cuando cogiese dicho anillo.

Juro que estuve a punto dejar a mis compañeros. Si no fuese por que encontramos esos viales de mana, ahora no estaría en condiciones de seguir ayudando. Espero que al menos me permitan llegar hasta el final y descubrir quien es ese mago que anda jugando con engendros.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Emociones del espíritu

Me está siendo difícil separar tus emociones de mi propio pensamiento racional. No, no es una crítica. Te debo mi vida, y estoy comprometido a ayudarte. No rechazo tus sentimientos, es tan solo que yo no soy así ¿entiendes?

Demonios, es tan difícil hablarte con palabras cuando como respuesta solo percibo tus emociones. Da igual mis motivos. Al final coincidimos ¿no? Voy a ayudar a los elfos, como deseas, y en este caso también coincide con mis planes.

Pero no puedo hacerlo todo a tu manera. No podía saltar a ayudar a los elfos cuando Selina se adelantó a investigar. No funcionamos así, por impulsos. También viste lo que pasó con los elfos cuando me hiciste hablarles en élfico. Ellos no necesitaban saber que conocía su idioma. No pretendía espiarles ¿pero que ganaste con la sinceridad? ¿Al fin y al cabo su desconfianza no te hirió? Tienes que entender a los seres mortales. No esperan, como tú, la buena voluntad en los demás. Es natural que desconfiasen.

En cuanto a mis compañeros, es su vida. Casell puede superar por si mismo lo que le ocurrió en Brecilia. Está bien, trataré de ayudarle, pero no puedes ir preocupándote de cada persona. Tarsius oculta lo que oculta por una buena razón, y no deberíamos inmiscuirnos.

Reconozco que los elfos son una prioridad, pero el interesarme también por las ruinas no entorpede mi trabajo en ese otro sentido. Pero quiero agradecer también tu ayuda con el Varterral.

¿Y estás seguro a cerca de la nueva custodia? Di mi palabra, por tí. Pero ¿realmente sabes que ella es inocente, o son solo tus sentimientos los que te hacen creer en ella? No. No es que no quiera creerte. Es cierto que me costó consolarla, pero no es por que no confíe. Simplemente no soy una persona emocional. Puedo dejarme llevar por tus emociones, pero date cuenta lo difícil que es para mi. No creo en esta clase de sentimentalismos, y hago un esfuerzo por ti, por que me salvaste la vida. Y haré todo lo que pueda por adaptarme, pero los mortales no somos así.

Fíjate en los elfos: No, los elfos no lo tendrán tan fácil para volver a confiar. Ellos no pueden ver lo que tú ves.Ese sufrimiento que ves en ellos se transforma en resentimiento, y al fin y al cabo fue ella quien los traicionó, aunque no supiese lo que hacía.

Lo intentaré, está bien. Pero he de volver a concentrarme ahora. El peligro aún no ha pasado.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Un nuevo yo

Realmente no se como expresarlo. Las últimas horas me he sentido muy distinto a como me había sentido en toda mi vida. Siento que no soy la misma persona que era. Era lo que antes temía, quizás, pero ahora lo acepto como algo incuestionable. No es solo por que noto una mayor paz, sino por que sé que le debo la vida a este espíritu. Tengo una deuda que no puedo obviar.

Irónicamente creo que es orgullo. Quise traspasar el Velo aún sabiendo que Lancel estaba más capacitado que yo para ese desafío. Rechacé la idea de la derrota, me confié en exceso, y a punto estuve de pagarlo con mi vida. Los espíritus del otro lado son mucho más poderosos de lo que podría haber imaginado. No puedo aceptar que uno de ellos me haya salvado sin más. No puedo aceptar simple compasión. Necesito saber que si lo hizo fue por algo, por que vio algo en mi. Por ello siento la necesidad de demostrar que su confianza en mi estuvo acertada.

Supongo que no puedo quejarme del resultado. He logrado mi objetivo aunque fuese a costa de cometer una imprudencia. Y no fue la primera vez que me ocurrió ese día. Antes de eso me permití caer en una emboscada en donde a pesar de mi escudo, estuve jugándome la vida. No puedo seguir cometiendo imprudencias de forma tan constante.

En fin, al menos ya estamos con Selina. Cierto es que suele llevarnos por sitios peligrosos, pero al menos tiene experiencia y prudencia. De quien no estoy tan seguro es de Lancel. Temo que la magia de sangre le corrompa. No se contuvo contra los guardias a pesar de saber que les podría costar la muerte, como así fue. Supongo que ser guardia gris no significa tener que ser un santo. No podría concebir mayor disparidad que la que hay entre el y Casell. Que es cierto que Ugwein no se corta a la hora de hacer rodar cabezas, pero siempre pensé que se trataba de algún tipo de tradición enana. En comparación con estos, Tarsius resplandece como un paladín intachable, al final, aunque mata también bastante, lo compensa por otra parte creando nueva vida.Que esperemos que no siga su ejemplo pues si no en poco años serála estirpe dominante en Ferelden.

viernes, 29 de agosto de 2014

Tarsius, la leyenda

Me vi desde fuera del cuerpo, tenía una herida en la cabeza y el cuerpo cubierto de un líquido rojo, ¡oh Hacedor!, debía ser sangre, ¿acaso perdí la vida en una gloriosa batalla? Miré frente a mi y no había enemigos sólo una espesa niebla de ella emergió la figura de un anciano de ojos rasgados ataviado con ropas blancas.

-¿Quién eres?- pregunté
-No importa quien responde si no quien pregunta.
-Pero... eh, no sé quien eres.
-Soy el que tiene las respuestas.
-¿Estoy muerto? es eso y esto es una especie de cielo.
-Has de esperar para encontrar el camino.
-Mierda, lo sabía entonces estoy en el infierno, no si ya sabía yo...
-Para llegar al final has de ser como una sombra
-Pero...
-Sigilo, opaco a los ojos del enemigo, certero en el ataque.
-Pero quien eres por que me cuentas esto? ¿Te manda mi padre?
-Yo convertí a tu padre en un gran guerrero.
-Y dónde está
-Busca en tu interior, el va contigo
¿Y mi madre?
-El hombre recto consigue su fin si no se desvía
-Oye y ya que lo sabes todo, ves el futuro y eso ¿Cuántos hijos tendré?

La figura empezó a contar con los dedos y vi como un humo negro salía de su cabeza, en ese momento se desvaneció. Despierto empapado, ¿qué es esto? me he derramado un espeso brebaje rojo encima. La cabeza me va a estallar, me he dado un golpe tremendo en la cabeza, como pega este vino Chasind.

viernes, 22 de agosto de 2014

Tras el asedio...

Aún estaba todo patas arriba, pero las cosas ya estaban tranquilas. Todo lo tranquilas que podían estar claro. Muchos de los lugareños tendrían pesadillas con el Bereskhan esa noche, los que no, las estaban teniendo ya. Ludwin se dirigía a ver a Elorn, cuando Casell se le acercó para hablar con él.

-Ludwin, ¿tienes un momento? Me gustaría hablar contigo acerca de lo que ha pasado. Quería darte las gracias por centrarme antes allí arriba en el muro. Supongo que me dejé llevar por el fragor de la batalla, y puede que incluso el espíritu de Berserker del enano. Lo cierto es que desde ese momento separé la mera lucha del deber y me centre en lo segundo. De nuevo gracias.

-Lo siento, no se lo que me pasó - su voz tenía un ligero toque avergonzado -. Luchaste bien, no se por qué actué así. Quizás estaba un poco frustrado por lo lento que iba con mi magia de curación.

-No pidas perdón, todos nos merecemos una voz de vez en cuando- esto último lo dijo entre risas -. Y, ¿lento? ¡Pero si no dabas a basto! Hiciste cuanto se podía hacer. Y lo otro que quería decirte es que, a pesar de que sé que puede que no tengamos tanta... como decirlo... camaradería o empatía como curiosamente tengo con el enano, quiero que sepas que te respeto como compañero. Nos has ayudado a todos a llegar hasta aquí, y aunque eso podemos decirlo de cada uno, personalmente de no ser por ti, ahora estaría muerto.

Ludwin parecía algo incómodo con la conversación, pero sobre todo, sorprendido.

-No soy muy dado a hablar, como Tarsius... Y menos mal con uno ya es suficiente- sonrió -, pero quería decirte que si algún día necesitas algo, y está en mi mano, ahí estaré para lo que quieras.

-Ya... yo tampoco soy muy dado a hablar. Agradezco tus palabras, y me alegro de estar con vosotros. He de admitir que entiendo más al enano que a ti, pero tu forma de actuar...- parecía que iba a decir algo, pero no encontraba las palabras -me parece digna de respeto.

-Todos hacemos lo que tenemos que hacer. Me alegra haber podido hablar contigo Ludwin.

Ambos retomaron sus respectivos camino a donde quiera que fueran, pero tras unos segundos Casell se dio la vuelta y le dijo a su compañero:

-¿Sabes? Mi padre me dijo una vez: "No existe la vergüenza en salir al campo de batalla, y acabar hecho polvo. La vergüenza viene si no te dejas tu mismo la piel en el.". A lo mejor no es el mejor símil del mundo, pero bueno, supongo que me entiedes ;). Además, aun nos queda mucho camino hasta Ostagar. La próxima vez, porque visto lo visto habrá próxima vez, todos lo haremos mejor. Buenas noches Ludwig.

Ludwin no dijo nada más, aunque parecía que las últimas palabras le habían dado fuerzas. Se quedó mirando mirando como Casell se alejaba, mientras reflexionaba. El resto de sus compañeros tenían más o menos intereses y objetivos, sin embargo Casell parecía tener ese halo de héroe desinteresado. Eso era algo que no entraba en los esquemas mentales de Ludwin. Desde luego lo tenía un poco despistado.

En una persona que acabase de conocer, su cinismo le haría pensar que era un rasgo de inmadurez, o que solo buscaba los laureles y el reconocimiento, incluso algunos intereses ocultos, pero con él sabía que no era así. Era una de las únicas personas realmente desinteresadas que conocía.

-Que extraño- pensó Ludwin, mientras retomaba su propio camino.

martes, 19 de agosto de 2014

Muerte en la noche

Al menos una chica pensaba. Luwina, creo, poniendo antorchas alrededor del muro para permitir ver a los atacantes. Los demás estaban más ocupados en sus músculos y sus armas, y en el banquete. No todos son así, claro, ese chico tembloroso, al que Tarsius y Ugwein disfrutaban asustando,  me pareció... Al menos Casell le dió algo de confianza.

Pero no hubo tiempo de relajarse, el enemigo ya estaba a las puertas. Mis compañeros resistían los ataques, y yo con mi barrera espiritual no tenía problema, pero la gente del pueblo no era tan afortunada. Dioses, si tan solo hubiese tenido el espíritu sanador. Traté de correr por el muro, curando a quien podía, pero eran demasiados. No había podido curar a Luwina de un par de flechazos, cuando un tercero le atravesó el corazón, o eso creí. Realmente no me importa la gente, simplemente es impotencia, pero me enfureció. No disfruto del combate tanto como Ugwein o Casell, aunque este último reaccionó cuando le grité que estaba muriendo gente. Tiene alma de santo el pobre hombre, espero nunca adquirir tal defecto.

Cuando el combate se calmó al fin, pude comprobar que Luwina aún vivía. No es que me importe, pero es una pena que muera una de las pocas personas que piensan en el poblado. Entonces se me asignó a la enfermería. No me importó. Al final era reconocer mi habilidad y no iba a negarme a cumplir con sus preferencias dado que me interesa que me consideren bien. ¿Y quién quiere estar en el combate? Solo que... bueno, era curar gente para mandarlos a morir. Cuando los engendros entraron en el poblado no pude aguantar más. Entre otras cosas por que me daban más trabajo del que sacaba adelante.

No soy muy bueno luchando, pero al menos entretuve a un par de ellos. El primero me llegó a dar, y he de tener cuidado, por que cuando lo hacen, pegan con ganas [nota del jugador: cuando solo te dan con 17 o más, siempre es crítico con dado Dragón 5 o 6 :P]. Pero mi preocupación creció al oír que Casell advertía contra algo en las afueras. He de admitir que sertí cierto malsano entusiasmo: Era el momento que estaba esperando.

Había previsto la aparición de un ogro o algo que derribase la puerta principal, y preparado glifos de parálisis frente a  estas. Bien, no era lo que esperaba, pero de alguna manera me alegraba que pudiesen ser útiles. Corrí hacia la puerta para encontrarme a mis compañeros luchando ya contra la bestia (un oso corrompido de cuyo nombre no quiero acordarme). Los últimos momentos fueron tensos, y de nuevo lamenté no disponer de las habilidades de un espíritu sanador, que me permitiesen ayudar a mis compañeros, pero finalmente el enano logró acabar con la bestia.

Pero al final del día, la muerte se había cebado con el poblado. He de hablar con Elorn. Necesito su consejo. Necesito saber sobre el espíritu que conocí. Necesito saber que riesgos son asumibles, por que no puedo seguir así.

viernes, 8 de agosto de 2014

Esperando a la batalla

Quizás no sea el momento ideal para reflexionar, aquí, esperando a los engendros que se disponen a asaltar el poblado, pero el tiempo se me hace interminable. La tensa calma antes de la tormenta.

No me arrepiento de estar aquí en cualquier caso. Es un riesgo, es cierto, pero la recompensa es interesante. Quizás debiera ser más humilde y estar dispuesto a ver lo que se oculta en cada esquina, pues nunca hubiese creído que un chaman de estas aldeas pudiese tener tales poderes. La sabiduría se oculta en cada rincón de este mundo. Está diseminada, como piezas de un rompecabezas roto. Quizás por que en cada lugar se ha mirado la realidad de una forma distinta, o quizás por que lo que se supo en el pasado ha sido heredado por distintas gentes.

En cualquier lugar estoy ansioso por descubrir lo que este chaman puede enseñarme. Quiero preguntarles sobre el espíritu del velo, y también saber más sobre el tipo de magia que practican aquí. Mi ventaja sobre cualquier docto mago del círculo es que yo puedo ir a más sitios, y mirarlo todo con mayor libertad, y eso es algo que he de aprovechar.

Lo lamento por la hija del Arl Wolf, pero si de mi dependiese cesaría en su búsqueda y me quedaría aquí aprendiendo. Pero dudo que Caser se conforme, sobre todo desde que es guardia gris. En fin, por el momento me conformaré con tratar de obtener reconocimiento entre estas gentes, de manera que pueda ser bien recibido si algún día vuelvo por aquí.

He de admitir que una de mis debilidades es la capacidad para socializar. La verdad es que no me importa demasiado la gente, y eso no es algo que esté bien visto. Necesito poder obtener el respeto de la gente que custodia el conocimiento, pero no se como lograrlo. A mi eso de los buenos sentimientos no me sale de manera natural como a Caser, y tampoco se fingirlos como Tarsius. Por ello no me gusta tratar de ser lo que no soy. Si la primera impresión es mala, después solo podrá mejorar, así que se hagan las ideas que quieran sobre mi, que no debe preocuparme: tengo mucho tiempo por delante.

viernes, 4 de julio de 2014

Últimos acontecimientos

Los últimos acontecimientos me han mostrado la necesidad de llevar un registro mental de mis investigaciones. En estos últimos días se han abierto tal cantidad de opciones, líneas de investigación y preguntas como no podría haber imaginado anteriormente.

El encuentro con el hermano de Lancel, Aaron, me ha facilitado información muy interesante en diversos sentidos que abre a su vez un sinnúmero de interrogantes en muy variadas vertientes.

Empecemos por una pregunta que nunca hubiera esperado hacerme: ¿Quienes fueron mis padres, y qué les ocurrió? Nunca he sido una persona preocupada por los vínculos, así que no ha sido esta cuestión el blanco de mi curiosidad. Y desde luego mi tía no la ha favorecido en absoluto. Ella misma sigue siendo un misterio para mi, de quien no llego más que a intuir su importancia. Sin embargo nunca me plantee que mis padres fuesen algo más que personas normales.

Pero la forma en la que Aaron habló sobre nuestra aldea, y los hechos ocurridos con su familia, me hacen plantearme cuanta importancia podría tener todo aquello que desconozco. Y desde luego no me gusta que alguien que podría causarnos problemas sepa más de mi origen que yo mismo. ¿Como es que estaba informado sobre mi búsqueda de la inmortalidad? No es que lo haya ocultado con excesivo celo, pero nunca creí atraer demasiada atención sobre mi persona.

Y si como sugirió el enano, los papeles dejados por Aaron estaban destinados a ser encontrados ¿que pretendía con ello? ¿Estaban destinados a mi, o a mis compañeros? Yo soy el único que investiga estas cuestiones, en nuestro pequeño grupo. Pero no soy lo suficientemente poderoso como para resultar de interés como aliado a alguien como Aaron ¿No? Luego volvemos a la misma cuestión ¿Hay algo sobre mi origen que le interesa?

Quizás solo se trate de su hermano, de Lancer, a pesar de la decepción que le pueda haber causado su unión a los Guardias Grises. Quizás esperaba que le siguiese. Recuerdo que mi tía me llegó a advertir sobre él, aunque no me pareció que lo hiciese sobre su carácter, sino sobre sus artes: la magia de sangre. Y sin embargo, entiendo que mi tía ya sabía de quien se trataba, y con quien estaba relacionado ¿por que no dijo nada? En fin, si mi tía comenzase a darme información antes de que me fuese útil, entonces si que comenzaría a preocuparme. Aún así habré de preguntarle en cuanto pase por la aldea.

Realmente desconozco cuales serán los planes a partir de ahora. No me gusta que se me arrastre como se está haciendo. Sobre todo cuando se acaba pasando por cierta torre llena de magos y templarios. Pero he de reconocer que esta compañía da cierta seguridad, y no se puede desdeñar la información obtenida en su compañía. Eso si, si por mi fuese (y para disgusto del gran Tarsius), me quedaría aquí en Orzamar una temporada más. Parece que a mis estudios de élfico habré de añadir el idioma enano, aunque más difícil será que Udwing me de acceso a las investigaciones de su hermano. Sin duda no serán tan interesantes como las que Aaron pueda haberse llevado, pero cuando menos ha de encontrarse en ellos la base sobre la que se asentó lo posterior.

Runas y lirio. Dos ramas de conocimiento en las que sin lugar a dudas me conviene instruirme de cara al futuro. Pero como digo, primero habría que lograr el respeto de un enano tozudo. ¿Y como lograr tal cosa? Difícil lo veo. Un rey enano me debe la vida y no parece ni haberse percatado. No es que me queje, ya atraigo más la atención de lo que me conviene, así que mejor que sean otros nombres los que se celebren en las gestas. Pero en cualquier caso es indicio de lo difícil que puede resultar ganar el respeto de esta peculiar gente. Por ahora me conformaré con convencerle de que no lo queme todo, y confiar en que algún día me permita echarle un vistazo.

Lo que si va resultando productivo es el aprendizaje del idioma élfico. Aunque para mejorar realmente en esta lengua, el único camino es obtener la ayuda de un custodio elfo, y de nuevo eso no creo que sea tarea fácil. Aún así, si he de escoger, me quedo con las dificultades que puedan imponerme los elfos. No por que vayan a ser más razonables, sino por que probablemente respeten otras características más allá de la fuerza física o la capacidad para ingerir grandes cantidades de alcohol.

Por que, independientemente de las intenciones de Aaron, los documentos hallados eran de origen élfico. Y todo parece indicar que realmente van por el buen camino. Nada de magia de sangre ni abominaciones, espero. Aunque sin duda la cercanía de este mago a los engendros me hace sospechar que no todo es tan limpio como parece. Sin embargo es conocimiento. Y si él ha podido descifrarlo en ¿una década, quizás? no me cabe duda de que yo podré recorrer el mismo camino a su debido tiempo.

Lo cierto es que hube de morderme la lengua el otro día (aunque es más fácil hacerlo estando paralizado, y cuando una descarga eléctrica te ha dejado medio desfallecido), pero ese hombre casi me hace hervir la sangre. Lo irónico es que quizás esperaba poder atraerme a su lado con dichas palabras, cuando no eran para mi nada más que insultos. Todo lo que ha hecho él, yo sería capaz de replicarlo. No le subestimo, quizás sea mucho más poderoso que yo. Quizás a mi me lleve más tiempo. Pero a diferencia de él y de su hermano, yo no tengo prisa.

Obtener conocimiento puede requerir ciertos sacrificios, y no me considero tan orgulloso como para no estar dispuesto a hacerlos. Pero cuando insinúan que LES NECESITO, para lograrlo. Que sin ellos, yo nunca podré acceder a dicho conocimiento,... en esos momentos no podría odiarles más. Con aquel nigromante de la espesura, he de admitir que sentí cierto placer cuando el enano le cortó la cabeza estando inconsciente en el suelo. El caso de Aaron dudo que pueda llegar a ser tan patético, si es que acaso nos volviésemos a encontrar con posibilidad de vencerle. Pero sin duda me gustaría despojarle de toda esa miserable arrogancia.

Pero no debo dejar que mis emociones me controlen. Nada podría haber hecho contra él el otro día, pero aún sin contar con eso no puedo negar que me he vuelto sumamente imprudente. No esperaba un hechizo de parálisis tan imponente. Quizás me estoy malacostumbrado a creer que nuestros rivales son siempre limitados en cuanto a sus habilidades. Más número y menos cerebro. Quizás el comprobar la potencia de mi escudo arcano hizo que me confiase en exceso. Debiera de haber seguido mi primer impulso y ayudar desde arriba. Caer en una trampa de esa manera es algo que no me puedo permitir.

Y tampoco el escudo resultó ser tan impenetrable como confiaba. Mi poder es aún limitado. No soy bueno atacando, no al menos comparado con Lancel o los guerreros. Y mi magia de curación tampoco es suficiente. A punto estuvo de costarles la vida a Caser y a Tarsius mi falta de habilidades. A estas alturas debiera de haber obtenido ya la habilidad de espíritu sanador. He estudiado mucho, y entrado en el Velo repetidas veces. Quizás lo que me falte sea el correr algún riesgo. Quizás sea el mal menor. Pero ese espíritu no me inspira excesiva confianza.

Aprender más sobre ellos debería de ser una prioridad. Si realmente cada espíritu se centra en una única emoción (teoría que aún no me convence), solo tengo una pequeña pista sobre cual podría ser esta. Pareció complacido cuando le dije que no tenía miedo, y que podría vencerle sin problemas. Una posible interpretación es que se trate de un demonio del orgullo, aunque en mi caso no lo dije por orgullo, sino por que realmente creerlo así era la única opción sensata. Si es un demonio del orgullo, quizás pueda resultar un problema, dado que se les enmarca entre una de las emociones "malas", y como un demonio especialmente peligroso.

Aún así no se hasta que punto unos manuales escritos por gente presa de sus propios miedos son los mejores consejeros. No es que no desconfíe de ese espíritu, sino que no me convencen las definiciones habituales. Suponiendo que esas emociones "malas", puedan influir al mago hasta convertirlo en una abominación ¿No podría ocurrir algo similar, aunque a la inversa, con los espíritus "buenos"? ¿No podrían cambiar mi forma de actuar de igual manera? El que sea en la dirección que "el Círculo" considera bueno, no me satisface en demasía. No quisiera verme efectuando locuras heróicas al más puro estilo de Caser o Selina, solo por que un maldito espíritu de más allá del Velo se haya obsesionado con unas determinadas emociones de esta dimensión física.

En cualquier caso, no creo tener mucha opción. Y al fin y al cabo, tras luchar contra engendros, abominaciones y dragones, esta clase de riesgos, sea bueno o malo, puede ser la única alternativa viable ante los peligros que nos acechan.