miércoles, 22 de octubre de 2014

¿Estás preparado?

-Tenemos que hablar - dijo el mago de sangre.

Ludwin asintió con semblante serio. Ambos magos podían leerse bien. No hubo nunca respeto entre ellos, y camaradería menos aún. Sus objetivos estuvieron siempre muy alejados el uno del otro, y las decisiones que habían tomado por el camino también. Pero sus habilidades les permitían leerse mutuamente a pesar de sus rostros. Lancel estaba lleno de ira, devorado por la vergüenza e impotencia. Ludwin por su parte sentía mucha más vergüenza, pero nada de ira, aunque si desencanto.

-No vengo a echarte un sermón - comenzó Lancel -, pero sabes que lo ocurrido no se puede repetir. Eres un mago, ¡joder! Actúa como tal. Empieza a demostrar tu superioridad respecto del resto. Tienes potencial dentro y lo sabes, yo lo noto. Si fueras mi sobrino no querría saber nada más de ti, serías una vergüenza para la familia.

Ludwin casi sonrió ante la insinuación. Y... quizás surgió algo de ¿compasión? Era obvio que Lancel no comprendía lo que era tener familia.

-¿De verdad piensas que eso es lo que me preocupa? Si, se que puedo mejorar, pero no por tu camino. Sin embargo lo que no puede seguir sucediendo es que cada uno vaya por su lado. Creo que podríamos haber evitado muchos peligros de habernos coordinado mejor.

Lancel no se esperaba una respuesta así. Esperaba que Ludwin agachara la cabeza, quedase sin palabras, le diese la razón... Pero notaba hostilidad. ¿Tu camino? Eso sonó bastante despectivo... ¿Coordinación? Eso si es cierto, si se hubiese dedicado a ayudar a menos elfos seguramente hubiese llegado al combate con el mago en mejores condiciones...

-¿Tienes algún problema con "mi camino"? - dijo Lancel con tono jocoso -. Porque recuerda, ese camino es el que os ha salvado en el Bosque de Brecilia. Harías mejor no denotándolo despectivamente y reconociendo que puede que sea un poder para el que no estas preparado. Deberías estar "agradecido" a mi camino Ludwin- dijo acercándose, casi amenazante -, pues gracias a el hoy estas vivo. En cuanto a la coordinación, no creo que seas el mejor para hablar. Aparta tu obsesión interesada con los elfos, se que no les has ayudado desinteresadamente como Casell. Buscas algo más. Si no te hubieses bajado tanto los pantalones con ellos quizás hubieses sido de ayuda en el combate contra el mago. Joder Ludwin, que esto no es un juego, no tienes ni idea de lo que se aproxima, yo lo vi - exclamo con temor en sus ojos.

Ludwin no perdió la compostura, pero tan solo por que sabía que eso enfurecería aún más a Lancel ¿que había visto ese hombre más allá del portal? De nada servía sacar la otra cuestión ahora, Lancel tenía algo en mente y no iba a escuchar nada más.

-Está bien. Te escucho - dijo cruzando los brazos -. ¿Que estás proponiendo exactamente?

-Lo que estoy proponiendo es lo que debimos hacer hace mucho tiempo - parecía que Lancel asumía parte de la culpa por su comportamiento puramente individualista -. Dejar nuestras diferencias aparte. Si un ejercito de abominaciones y engendros sin apenas capacidad mental es capaz de ponerse de acuerdo y coordinarse para exterminar la superficie, nosotros no debemos ser menos. Entrena conmigo Ludwin, no te estoy pidiendo que uses magia que desprecies, sino que aprendamos lo que es un combate entre magos, para que asi no nos pillen desprevenidos. Tu, en particular, no tienes experiencia en ese aspecto, al no haber sido entrenado en el Círculo. Nosotros, los magos, somos los únicos con posibilidades reales de acabar con la ruina, centrémonos en nuestro verdadero enemigo. No pido tu amistad, sino tu palabra de ser mi compañero en el combate. ¿Que me dices?

-Está bien, si crees que tienes algo que enseñarme estoy dispuesto a aprender- respondió Ludwin en un tono algo desafiante, aunque ofreciéndole la mano-. Marca el ritmo, y veremos a donde podemos llegar.

-Todos tenemos algo que aprender Ludwin, es algo que he comprobado recientemente- Se hizo un silencio incómodo, Ludwin seguía con la mano tendida pero Lancel no le había correspondido aún. Sin embargo, cogió un papel que tenía en uno de sus bolsillos y lo desenrolló. Se lo mostró a Ludwin con la mano izquierda mientras con la derecha prendía una llama en la esquina inferior del mismo. - Con este gesto has saldado la deuda que tenías conmigo. - Ludwin observaba como el papel se iba consumiendo poco a poco. Su firma en ese papel ya se había consumido. Al acabar, Lancel le correspondió con un fuerte apretón de manos -. Creo que podemos comenzar, saca lo mejor de ti mismo y ataca como si fuese el archidemonio. ¿Estás preparado?

jueves, 16 de octubre de 2014

Sólo una cosa más, Brecilia...

-¡Bien, escuchadme!-Selyna alzó la voz para que la oyeran todos- Vamos a descansar un momento y después iremos juntos al linde del bosque y ahí cada cual tomará su camino.

Los elfos se juntaron en un sólo grupo a pesar del pequeño tamaño de la fogata improvisada del centro, no querían separarse los unos de los otros. Estaban muy pegados, algunos se abrazaban o cogían de las manos, apenas si hablaban.
El grupo se puso en otra hoguera cerca de ellos, en parte para dejarles algo de espacio, en parte porque también tenían sus propios asuntos que tratar, aunque fuera individualmente.

Los ánimos estaban bastante mal, de eso no cabía duda. Llevaban días en Brecilia, y todo lo que habían logrado era salvar a muchos menos elfos de los que hubieran deseado, recibir una cura de humildad por parte de un mago de sangre con un poder abrumador, y la confirmación de primera mano de Lancel, de que la llegada de la Ruina era inminente.

Tarsius miraba con tristeza a los elfos, parecía compartir su dolor más que ninguno de los demás; Ludwig estaba agotado. Se había dejado la piel ahí dentro, y por poco no se deja la vida en el intento; Ugwein en cambio se desperezaba mientras acariciaba su nuevo anillo. Si lo que había dicho la custodia era cierto, es un alivio para todos que lo enanos no puedan entrar en el Velo; Lancel tenía esa mirada en los ojos, llena de ira y determinación, estaría discurriendo algo; Y por último estaba Selyna. Parecía distraída y preocupada, seguramente por el merme en las filas.

Casell contemplaba todo esto mientrás pensaba en lo inútil de su aportación al grupo. Era débil. Había quedado patente. Había hecho todo lo que era físicamente posible, y aún así, nada. No había conseguido nada. Tenía que hacerse más fuerte. Así no podía proteger a nadie. Algo le lastraba. ¿El miedo a este lugar? ¿Miedo a perder a sus compañeros? No. A su familia. Habían pasado por demasiado juntos, para ser sólo compañeros de armas. Le vinieron a la mente las palabras de Selyna "No deberías tener miedo, ellos deberían tenertelo a ti", refiriéndose a los lugareños del bosque. Y entonces tomó una decisión. Era hora de avanzar, y dejar atrás todo lo que llevaba a cuestas de su antigua vida de una vez.
Se levantó y se dirigió bosque adentro, absorto en sus pensamientos.

A medida que pasaba junto a los árboles, intentando ordenar sus ideas, unas sombras empezaron a seguirlo. A los pocos metros sintió ese silencio que indica que uno está rodeado, y paró. Colocó sus manos a la espalda, miró al frente y esperó a que alguna de esas sombras se mostrase.
Un hombre lobo no tardó mucho en caer frente a él, mostrando unos dientes enormes y con los ojos fijos y atentos en su presa.

-¿Que haces aquí humano?-Había algo en la última palabra que sonaba especialmente despectivo.

-Tengo algo que hacer -se armó con sus obligaciones y deber para sonar confiado y firme- , y tiene que ver con vosotros.

Aguardó unos segundos. El "Alfa" enfrente suyo parecía escucharle, aunque sintió como de las sombras del bosque salían el resto de lobos que le habían seguido. Era el momento.

-Hace... Bueno hace mucho, un niñato estúpido que sólo quería volver a casa con su familia, acabó en este bosque. Entonces algo pasó. Algo que le hacía morirse de miedo con sólo pensar en este lugar.-mientras decía esto sus ojos miraban al suelo, pero antes de terminar levantó la cabeza y miró directamente al alfa con convicción- Pero ya no.

-¿Ya no?-ladró el lobo. Parecía una especie de carcajada.-¿Te crees muy valiente por adentrarte en solitario en el bosque para amenazarnos?

-No vengo a amenazaros, vengo a pediros ayuda-no se giró pero sintió que los miembros de la jauría se miraban entre sí. Y el líder frente a él parecía confuso-. Lo cierto es, que no recuerdo los detalles de aquella noche. Sé que algo malo pasó, tal vez por no mostrar todo el respeto que se merece a este bosque, o puede que os molestara a vosotros, o a los silvanos, o yo que sé. Es irrelevante ahora. Ni soy el mismo, ni quiero lo mismo-No estaba seguro pero el lobo parecía querer oír lo que tenía que decir, sin interrupciones-. Ahora soy un Guarda Gris, mi misión es proteger todo y a todos de las fuerzas oscuras, que se están preparando para el ataque. Y antes de decir nada más- Casell extendió la mano abierta hacia el alfa- me gustaría daros mis más sinceras disculpas, por lo que quiera que os haya hecho. Lo siento.

El lobo dudó por un momento. Parecía desmigar cada palabra buscando algún tipo de engaño. Su confusión al ver que alguien le pedía disculpas de corazón provocó una sonrisa inconsciente en Casell -se le ocurrió que alguna vez había visto una expresión semejante en Ludwig-, que cargó voluntariamente con toda la buena fe que pudo. La enorme garra se alzó y estrechó la mano del guerrero con una fuerza increíble.

-¿Qué quieres?- Se irguió cuan alto era, y sin soltarle esperó una respuesta.

-Mis compañeros y yo nos dirigimos ahora a la capital, a preparar los últimos detalles para la batalla. Entre otras cosas, habrá que saber cuantos estaremos allí, para parar esto antes de que se nos vaya de las manos. Cada habitante de Thedas cuenta -"Allá vamos" pensó Casell-. Lo que os pido es que os unáis a nosotros.

Algunos lobos gruñeron, y otros soltaron algún gemido lastimero. Sabían lo que les acababan de pedir. Casell habría jurado que oyó un ladrido de aprobación.
El líder no apartaba la mirada ni un segundo.

-Nos pides disculpas, por algo que no recuerdas. Quieres que nos unamos a tus compañeros y a ti-estrechó aún más fuerte la mano de Casell-, y que demos nuestras vidas por un mundo que nos teme y nos desprecia.

-Yo no os temo -por primera vez e inconscientemente era lo que sentía-. Y aquí estoy, a vuestra merced, pidiéndoos ayuda en algo que yo sólo no puedo lograr... En cuanto a mis compañeros, tienen sus motivos para hacer esto, pero-esta vez fue Casell quien apretó la zarpa del lobo- son MI familia, y lucharé contra quien sea para protegerlos de la misma forma que al resto, hasta...- algo cruzó su mente, adquiriendo casi la fuerza de la certeza, sus ojos miraron al infinito, y sin quererlo volvió a aflojar la mano- hasta el final.

El lobo vio como la expresión del guerrero se hizo más sombría. No sabía si se tendría algo que ver con la batalla.

-Escondes algo-lo afirmó, no lo preguntó-.

-Sí, pero, y no me entiendas mal, no es asunto tuyo-Algo en la expresión de Casell le decía al lobo que no obtendría más respuesta que aquella-. Tanto si aceptáis como si no, podéis considerarme un aliado... Incluso un amigo si queréis. Nunca sobran-Lo remarcó con una sonrisa que desvaneció la nube oscura de hace un momento, para después sentenciar con un tono firme-. Si decidís venir, os ganareis el respeto de la gente, y personalmente me ocuparé de que jamás se olvide que ayudasteis a los Guardas Grises, y al resto de Thedas a parar la Ruina.

-¿Crees que se puede vencer?-El lobo parecía dudar, lógicamente.

-Siempre hay esperanza. Y cuantos más seamos, más aún-Había convicción en cada palabra-. Así que que sí. Lo creo.

Abrió la zarpa y liberó a Casell. Parecía que poco más había que decir.

-Debería regresar con mis compañeros. Tenemos un largo camino por delante-no quería irse sin una respuesta firme, pero no era una decisión para tomar a la ligera-. Si al final nos acompañáis, buscadme. Adiós -enfatizó con una sonrisa- amigos.

-Adiós...-parecía buscar una palabra en concreto para terminar la frase.

-Casell-aventuró el guarda-. Mi nombre es Casell.

-Adiós Casell. Tal vez nos volvamos a ver-parecía cerca de tomar una decisión.

El guerrero asintió junto con media reverencia, se giró y comenzó a desandar el camino. Apenas anduvo unos metros cuando le cerraron el paso, cerca del borde del círculo de lobos. Uno no le quitaba los ojos de encima. Había bastante hostilidad en ellos. Tras fijarse un poco más, vio que tenía una zona del pelaje algo chamuscada. Debía de ser el "espía" al que sorprendió Lancel. Parecía apunto de atacarle. Y seguramente lo habría hecho, si otro no le llega a saltar encima antes. Con las fauces cerradas alrededor del cuello de "Chamuscado", pero sin apretar -mucho- sobre este. El apresado emitió unos pequeños gemidos, agachó las orejas y se acobardó. El otro soltó la presa, y esta se fue. El "Cazador" se volvió hacia Casell. Tenía un pelaje brillante, y los ojos más claros que el resto. Desde luego era más joven que los demás. Se le acercó y se detuvo a unos pocos centímetros.
Sin previo aviso, un lametón llenó la cara de del guarda de babas. En cuanto Casell se recuperó del ataque vio que el joven lobo le miraba feliz. De verdad se alegraba de verle. Casell abrió los ojos de par en par cuando lo reconoció. Era aquel cachorro que había salvado de entre los restos de aquella aldea en llamas.

-¡Cómo has crecido!-por un momento se olvidó del resto de lobos, del bosque, incluso de su misión. Sólo estaban ellos dos.

Acarició su enorme cabeza, y le rascó detrás de las orejas, lo que provocó que se ganara otro lametón. Cualquier tipo de resistencia o intento de evasión fue inútil. Sonriente, Casell volvió a acariciarle.

-Cuídate, ¿vale pequeño?-había cariño en esas palabras.

-yTú.cAs.eLL-Le costaba hablar todavía pero se esforzaba. El lobo le regaló otra sonrisa al guarda, al que se le contagió sin remedio.

Entonces todo le volvió a la cabeza, y recordó que ya deberían estar en marcha hacia Denerim. Echó a andar fuera del círculo de lobos y se giró levantando el brazo despidiéndose una vez más.
Al girar vio que junto al "cachorro" estaba el alfa. No estaba seguro, pero parecía que éste le miraba con algo más de respeto.

Llego al claro a la carrera, y ya estaban todos en pie y listos para partir. Cogió sus cosas y se acercó a Selyna.

-¿Dónde estabas?-preguntó ella-. Llevamos buscándote un rato.

-Llevarías papel, ¿no?-dijo Tarsius entre risas. Ugwein le acompañó.

-Andando "recluta", y a paso ligero-le dijo Casell a Tarsius con tono jocosopretendiendo ser autoritario. Se volvió hacia Selyna-. Tengo que contarte algo...

miércoles, 15 de octubre de 2014

Noches en vela (Lancel)

Lo que paso en aquella cueva no deja de quitarme el sueño. Yo, un poderoso mago, a punto de ser derrotado por un extraño. Era algo que no esperaba… pero mi ego me traicionó. Puedo considerar a este mago como el primero que me encuentro. No es que no considere mago a Ludwin, sino más bien que no lo veo como rival para mí. Tenía ganas de un encuentro de ese estilo, estaba ansioso.

Y no es culpa mía creérmelo, me lo he ganado a pulso. Está claro que soy el más poderoso, creo que nadie lo pone en duda. Después de un largo tiempo en el bosque de Brecilia, se notaba como las fuerzas de todos les empezaban a flaquear. Descansos cada poco, curaciones, pociones... no estarían vivos de no ser por mí. Arañas, espectros, engendros tenebrosos... casi todos derrotados y debilitados en gran parte por mí. Incluso en ocasiones dejaba de mostrar mi superioridad para que recordasen que podían colaborar un poco en la batalla... No… este grupo no está formado por verdaderos guerreros. Tarsius hace tiempo que dejo de ser útil al grupo, después de su actuación en la sala del tesoro con el espectro me parece más una carga que un guerrero. Quizá cuando volvamos a Denerim vuelva con su madre, bajo las faldas de las que nunca debió alejarse. Y Ludwin... en fin, tiene un gran potencial. No dudo de su herencia familiar. Pero me repugna el modo en que la desaprovecha. Si sólo busca conocimiento que se quede en casa estudiando. Esto es la ruina... yo la he visto… Los únicos que merecen el nombre de guerreros son Casel y Udwin. Pero incluso este último actuó como un cobarde en nuestro último encuentro. Creo que esto de la ruina le empieza a quedar grande.

El caso es que fui el único suficientemente poderoso como para atravesar la barrera de poder de este desconocido mago. Reconozco que disfrute viendo a Casel y a Udwin estampándose contra ella. Encima luego, con facilidad, le dejé paralizado. Disfruté dirigiéndome con paso lento y firme mientras me acercaba a ese engreído con daga en mano para degollarlo cual cerdo. Quedaría como el héroe al encargarme del jefe, mientras mis compañeros se encargaban de la chusma con bastantes dificultades (no estaba yo, claro). Pero, para mi sorpresa, consiguió romper mi hechizo. Ni siquiera los Ogros ni los Dragones pudieron resistirse... ¿Quién es este mago? ¿Como adquirió tal poder? En seguida sentí rabia recorriendo todo mi cuerpo. Yo, que humillaba, me convertí en el humillado. Pero no dejaría que me derrotase, no sin luchar. Nadie me deja vivir, yo sobrevivo, no se me perdona la vida. Siendo consciente de mi falta de maná, blandí mi espada. Sin embargo, mis ataques no parecían suficientes. Fue entonces cuando me desmoralice por completo. No solo era poderoso, sino que tenía un conocimiento de la magia de sangre más profundo. Ese hechizo... nunca sentí tanto dolor... Durante un momento quedé paralizado, no sé si por el dolor o por la impotencia que sentía… y pensé… así no vale la pena vivir, no después de semejante acto de humillación… ¡Moriré luchando!. Pero Udwin me "rescato" y en un magnifico gesto de cobardía nos saco a todos de la cueva.

El enano se había convertido ahora en un cobarde y embustero, cualidades que no le atribuía a nadie más que a Tarsius. Después de huir como una rata no merece mi respeto. Encima, escondía un anillo cuya importancia no consigo comprender. Me temo que la negociación es imposible con el metro veinte. Tendré que utilizar otro tipo de medidas. Quizá cuando lleguemos a Denerim nuestros caminos se separen al fin y sea el momento de que me deshaga de esa rata y me quede con el anillo. O quizá sea el momento de chantajearle ejerciendo mi derecho de llamada a nuestras filas como guarda gris...

Lo que está claro es que ninguno estamos preparados para lo que vi venir, pero menos ellos. Cuando entré por aquel portal lo sentí. Sentí el mal, la ira, la sed de venganza, la destrucción... Vi ogros, engendros tenebrosos, abominaciones… no sabría decir cuántos... mirase donde mirase estaba lleno de ellos… Era un mar de destrucción y desolación. Dudo que ningún ejército de la superficie pueda hacerle frente en número. Pero hubo más… vi una sombra… una sombra que dejaba en penumbra a casi todo el ejército... una sombra que planeaba encima de éste... Fue cuando vi al Archidemonio…

La próxima vez que nos veamos estaré preparado.

viernes, 3 de octubre de 2014

Antes de descender

La vulnerabilidad de un mago se hace patente cuando agota su mana. Supongo que no es nada extraño, pero hace tiempo que no me sentía así. Supongo que, de nuevo, me estoy confiando en exceso. No puedo dejar de compararme con Lancel. Como acabó con todos esos engendros el solo cuando la batalla parecía perdida. Pero... tú también lo sientes ¿verdad? Hay algo oscuro en él. Hace tiempo que lo vengo observando en pequeños detalles. Casi causa un conflicto con los hombres lobo (como si no tuviésemos ya bastante).

Si que me sorprendió que se pudiese dialogar con ellos. Por las historias que cuenta Casell de estos parajes, no hubiese esperado que la situación se resolviese de esta manera. Me gustaría poder ganarme su confianza, aunque dudo de que tengan ellos demasiado interés en mantener relaciones con el mundo exterior.

En cualquier caso debo de restringir mi consumo de mana: Que si curación, que si glifos de parálisis, que si moldear la tierra,... no puedo permitirme tanto gasto, al menos por el momento,... He de confiar más en las habilidades de mis compañeros, aunque significa arriesgarnos en exceso al principio. Pero situaciones como la de la sala de la tumba no pueden repetirse. Confío en que Tarsius no vuelva a dejarse llevar por la codicia, que casi nos cuesta la vida a él y a mi. Aunque he de reconocer que en cierto sentido deseaba ver lo que podría ocurrir cuando cogiese dicho anillo.

Juro que estuve a punto dejar a mis compañeros. Si no fuese por que encontramos esos viales de mana, ahora no estaría en condiciones de seguir ayudando. Espero que al menos me permitan llegar hasta el final y descubrir quien es ese mago que anda jugando con engendros.