viernes, 13 de diciembre de 2019

La sonrisa

Si lo pienso, todo cambió de golpe hace cinco años. Salir del círculo, convertirme en guardia gris, derrotar al archidemonio y... conocerla a ella.

Creo que lo primero que me enamoró fue su manera de escuchar. Es... difícil de explicar. Era la primera vez que me escuchaban con genuino interés, y sin juzgar nada de lo que decía.  Era liberador.

En el círculo de hechiceros yo era una "alumna prometedora", pero eso significa tener que cumplir las expectativas. El problema es que si planteas ideas nuevas lo más probable es que te equivoques, y yo odiaba ver los ceños fruncidos de mis profesores, o enfrentarme a la burla de alguno de mis compañeros.

Pero Wyna parecía querer escuchar siempre cosas nuevas. Sin importar su validez. Creo que en esos momentos veía su auténtica personalidad. En cambio, su actitud habitual me confundía. En aquellos tiempos era solitaria, taciturna y poco comprometida. O al menos en apariencia.

Creo que era la imagen que trataba de proyectar. Parecía que intentaba evitar a la gente. No me costó adivinar que se debía a su pasado. Una chica huérfana, criada por una tía sobre la que otros lugareños murmuraban... Una maga apóstata, que tenía que permanecer oculta y alejada de la gente,...

Yo también crecí sin mis padres, pero en el círculo todo el mundo era así. Pero ella era la chica diferente, la rara, a quien todo el mundo rechazaría si conociese su secreto. Su forma de actuar no era solo una tapadera, sino también una coraza hecha para no sentir.

Y aún así, en el momento en que alguien necesitaba su ayuda, estaba dispuesta a usar sus habilidades sin pensar en el riesgo. De hecho, creo que su magia era algo más que una simple herramienta para ella. Yo siempre he desarrollado mi magia como un arte, como una ciencia, buscando la precisión y perfección. Pero para ella es una parte de su cuerpo, de su naturaleza.

Su magia es tosca y poco elegante, pero cuando cura (y por suerte o por desgracia lo he comprobado unas cuantas veces), transmite una calidez reconfortante. Incluso diría que ella misma tiene un aura especial, como si la magia la acompañase siempre, más allá de cualquier hechizo. O quizás es sólo que estoy enamorada.

Pero ambas hemos cambiado mucho desde que nos conocimos. Ya no soy aquella joven inexperta que trataba la magia como un experimento de laboratorio. He conocido el mundo real, me he endurecido. He aprendido a tomar la responsabilidad y a enfrentarme a mis miedos. Las cosas con las que nos asustaban en el círculo han dejado de ser los monstruos de debajo de la cama para convertirse en algo real. Más terrible en cierto sentido, pero una realidad palpable, con la que se puede acabar.

El mundo es más gris ahora, quizás, aunque he aprendido a apreciar las cosas de la vida. Ahora aprovecho cada momento de felicidad. Por el camino he hecho muchos amigos. Muchos compañeros. He encontrado en los guardias grises una hermandad. He conocido a muchos héroes, tanto dentro como fuera de ella.

Este es un mundo lleno de tinieblas, y no solo por los engendros y la ruina. Hay ruindad en muchos corazones, mucha gente que solo piensa en si misma, o que carece de compasión. Sin embargo también hay luz y color. Y para mi, Wyna es parte de eso.

Quien la ve ahora, ve tan solo a una chica amable y soñadora, siempre contando historias fantásticas o leyendo nuevos libros. De hecho he tenido que discutir con más de un guardia gris para lograr que viniese con nosotros. Pero más allá del cariño que le tenga su aportación es inestimable. Y no solo como curandera, siempre intenta ver más allá aportando algo que otros no pueden.

Ahora ha vuelto a ocultar su magia. No es que yo fuese a permitir que nadie se la llevase, pero no quiere causar problemas. Además, creo que disfruta mostrándose vulnerable. Insignificante. Diría que camina por mundo como si fuese una simple observadora, desentrañando sus secretos pero sin querer fama ni reconocimiento.

Sin embargo su actitud es muy distinta a cuando la conocí. Ya no lo hace con miedo, ni con desconfianza. Simplemente no quiere destacar. Cuando una niña que sueña con ser una heroína nos ve, es a mi a quien admira, pero es a ella a quien se atreve a acercarse en primer lugar, y creo que eso le encanta. Me pregunto si, en otras circunstancias, hubiese querido tener niños.

Ahora habla más con la gente, y comparte en cuanto puede su pasión por los cuentos y las historias. Ahora parece realmente feliz.

Su sonrisa es otra cosa que me enamora de ella. Este es un mundo duro, pero quiero proteger esa sonrisa todo el tiempo que sea posible. Que no la vuelva a perder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario